Hoy he tenido una interesante comida con una persona con la que ha surgido una comunicación fluida e interesante.
Al terminar me ha hecho mucha gracia la definición que ha dado de esos momentos en los que las ideas surgen a borbotones y donde hablar con la otra persona es algo parecido a un buen baile. Los ha llamado orgasmos mentales.
Me quedo con ese término.
Me gusta cuando al hablar con las personas surge verdadera comunicación, me gusta cuando encuentro personas con las que uno vibra...
Y esto me recuerda este poema de Benedetti que dice...
Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla,
que no hay que decirle que haga las cosas,
sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace en menos tiempo de lo esperado.
Me gusta la gente con capacidad para medir las consecuencias de sus acciones,
la gente que no deja las soluciones al azar.
Me gusta la gente estricta con su gente y consigo misma,
pero que no pierda de vista que somos humanos y nos podemos equivocar.
Me gusta la gente que piensa que el trabajo en equipo,
entre amigos, produce más que los caóticos esfuerzos individuales.
Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría.
Me gusta la gente sincera y franca,
capaz de oponerse con argumentos serenos y razonables.
Me gusta la gente de criterio,
la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó.
Me gusta la gente que al aceptar sus errores,
se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.
Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente;
a éstos los llamo mis amigos.
Me gusta la gente fiel y persistente,
que no fallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.
Me gusta la gente que trabaja por resultados.
Con gente como esa, me comprometo a lo que sea,
ya que con haber tenido esa gente a mi lado me doy por bien retribuido.
Y yo, como Benedetti, con tener a esas personas a mi lado me doy por bien retribuido.
Te deseo que compartas tu tiempo con gente con la que vibrar este fin de semana.
Sergio Fernández
Al terminar me ha hecho mucha gracia la definición que ha dado de esos momentos en los que las ideas surgen a borbotones y donde hablar con la otra persona es algo parecido a un buen baile. Los ha llamado orgasmos mentales.
Me quedo con ese término.
Me gusta cuando al hablar con las personas surge verdadera comunicación, me gusta cuando encuentro personas con las que uno vibra...
Y esto me recuerda este poema de Benedetti que dice...
Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla,
que no hay que decirle que haga las cosas,
sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace en menos tiempo de lo esperado.
Me gusta la gente con capacidad para medir las consecuencias de sus acciones,
la gente que no deja las soluciones al azar.
Me gusta la gente estricta con su gente y consigo misma,
pero que no pierda de vista que somos humanos y nos podemos equivocar.
Me gusta la gente que piensa que el trabajo en equipo,
entre amigos, produce más que los caóticos esfuerzos individuales.
Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría.
Me gusta la gente sincera y franca,
capaz de oponerse con argumentos serenos y razonables.
Me gusta la gente de criterio,
la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó.
Me gusta la gente que al aceptar sus errores,
se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.
Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente;
a éstos los llamo mis amigos.
Me gusta la gente fiel y persistente,
que no fallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.
Me gusta la gente que trabaja por resultados.
Con gente como esa, me comprometo a lo que sea,
ya que con haber tenido esa gente a mi lado me doy por bien retribuido.
Y yo, como Benedetti, con tener a esas personas a mi lado me doy por bien retribuido.
Te deseo que compartas tu tiempo con gente con la que vibrar este fin de semana.
Sergio Fernández
2 comentarios:
Hola Sergio: tus pensamientos positivos se estan convirtiendo en una adicción pués lo primero que hago al abrir el correo es leerlo.Gracias por hacerme pensar, muchas veces se nos ovida centrarnos en lo importane, lo que tienes alrededor, y nos empeñamos en cosas que no merecerían ni un segundo de nuestra vida.
"Orgasmos mentales" ¡¡qué buena definición!!
Me siento tan afortunada cuando doy con alguien con quien compartir un momento mágico...
La última vez que me pasó fue en Copenhague. Martes por la noche, mucho frío, los cuatro paseando por las calles hasta las 4:30 de la mañana, haciendo fotos. Como si nos conociesemos desde hacía tiempo. La frase de la noche fue: "¡Madre mía, cuanta creatividad junta!"
Cuando recuerdo momentos así, noto cómo se hace grande mi corazón y cómo me lleno de energía, ¡podría encender todas las luces de mi casa sin apretar el interruptor!
Me encanta compartir mi energía con vosotros haciendo este comentario.
Publicar un comentario