jueves, 11 de septiembre de 2008

6 | La imaginación es más importante que el conocimiento

Hoy ha sido un día precioso.


Además de empezar bien temprano con mi hora de deporte, me han ofrecido una conferencia en la Federación española de municipios y provincias junto a personas cuyo trabajo y publicaciones admiro tanto como Luis Arroyo [Director Adjunto al Gabinete de Vicepresidencia del Gobierno y autor del libro “Los cien errores de la comunicación de las organizaciones] o Tony Puig [Asesor de comunicación en el Ayuntamiento de Barcelona y profesor de Marketing en el Instituto de Dirección y Gestión Pública de ESADE].

Pero lo que más me ha gustado sin duda ha sido el aluvión de emails recibidos de personas cercanas, pero también de otras con las que en el día a día resulta más difícil hacerse seguimiento, en los que me expresaban su alegría y apoyo en el comienzo de este blog y por el programa de Punto Radio.

¡A todas ellas les doy las gracias por su aliento y cercanía!

Entre esos emails, además, me ha llegado uno de esos que cuentan chistes o bromas. Aunque como norma no miro o miro muy por encima este tipo de emails, la verdad que éste me ha gustado. Al parecer la anécdota está basada en un hecho real. Desconozco si esto es así pero ilustra perfectamente la máxima de Einstein de que la imaginación es más importante que el conocimiento.

Y desde este enfoque, este chiste cobra un nuevo valor:

La siguiente pregunta fue hecha en un examen trimestral de química en la Universidad de Toledo. La respuesta de uno de los estudiantes fue tan 'profunda' que el profesor quiso compartirla con sus colegas, vía Internet, razón por la cual podemos todos disfrutar de ella.


Pregunta: ¿Es el Infierno exotérmico (desprende calor) o endotérmico (lo absorbe)? La mayoría de estudiantes escribieron sus comentarios sobre la Ley de Boyle (el gas se enfría cuando se expande y se calienta cuando se comprime). Un estudiante, sin embargo, escribió lo siguiente: 'En primer lugar, necesitamos saber en qué medida la masa del Infierno varía con el tiempo. Para ello hemos de saber a qué ritmo entran las almas en el Infierno y a qué ritmo salen. Tengo sin embargo entendido que, una vez dentro del Infierno, las almas ya no salen de él. Por lo tanto, no se producen salidas. En cuanto a cuántas almas entran, veamos lo que dicen las diferentes religiones. La mayoría de ellas declaran que si no perteneces a ellas, irás al Infierno.

Dado que hay más de una religión que así se expresa y dado que la gente no pertenece a más de una, podemos concluir que todas las almas van al nfierno. Con las tasas de nacimientos y muertes existentes, podemos deducir que el número de almas en el Infierno crece de forma exponencial. Veamos ahora cómo varía el volumen del Infierno. Según la Ley de Boyle, para que la temperatura y la presión del Infierno se mantengan estables, el volumen debe expandirse en proporción a la entrada de almas. Hay dos posibilidades: 1. Si el Infierno se expande a una velocidad menor que la de entrada de almas, la temperatura y la presión en el Infierno se incrementarán hasta que éste se desintegre. 2. Si el Infierno se expande a una velocidad mayor que la de la entrada de almas, la temperatura y la presión disminuirán hasta que el Infierno se congele. ¿Qué posibilidad es la verdadera?: Si aceptamos lo que me dijo Teresa en mi primer año de carrera ('hará frío en el Infierno antes de que me acueste contigo'), y teniendo en cuenta que me acosté con ella ayer noche, la posibilidad número 2 es la verdadera. Doy por tanto como cierto que el Infierno es exotérmico y que ya está congelado. El corolario de esta teoría es que, dado que el Infierno ya está congelado, ya no acepta más almas y está, por tanto, extinguido... dejando al Cielo como única prueba de la existencia de un ser divino, lo que explica por qué, anoche, Teresa no paraba de gritar '¡Oh, Dios mío!'

Dicho estudiante fue el único que sacó 'sobresaliente'



Pue eso: la imaginación es más importante que el conocimiento.


Sergio Fernández

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Sergio, hace tiempo que no hablamos. Soy Miguel, el fotógrafo, hicimos algunos cortos juntos, en tus cursos de iniciación al cine y esta entrada en tu blog me hace pensar en aquello. ¿Tratábamos de transmitir un compendio de conocimientos, o pretendiamos fomentar el desarrollo de la imaginación a través del medio audivisual?
Por mi parte lo tengo claro, nunca te trataré de enseñar a fotografiar un atardecer, si acaso te enseñaría a comprender la naturaleza de la luz y su respuesta frenta a tu cámara fotográfica. El resto es cosa tuya.
Un fuerte abrazo.
Miguel