martes, 16 de septiembre de 2008

8 | Permanente impermanencia


Este fin de semana he tenido muy presente la película “La rueda del tiempo” de Herzog. Aunque la vi hace algunas semanas, las películas a veces son como las vivencias o las medicinas: tardan en hacer efecto.

Este documental retrata y reflexiona sobre la cultura budista pero de toda la película me quedo sin dudarlo con la construcción del mandala de la que hablan a lo largo de la película.

Los mandalas son representaciones esquemáticas y simbólicas del cosmos que elaboran durante días los monjes budistas con un exquisito cuidado y mimo con arena de diferentes colores.

Lo asombroso, que lo es, no es la paciencia y entrega con la que realizan estos dibujos. Lo realmente asombroso es que una vez acabado se destruye; se barre y se acaba con el trabajo de días en apenas un instante.

El objetivo de sencillo: experimentar la impermanencia. Darnos cuenta de que todo lo que hoy es, mañana puede no ser. Y viceversa. Nada es permanente. Constituye un error apegarse a las cosas.

Por eso es importante comprender la permanente impermanencia de todo lo que nos rodea. Aferrarse a lo “bueno” y a lo “malo” nos conduce a la infelicidad según los budistas. Y yo estoy de acuerdo.

Nada queda. Todo pasa. Permanente impermanencia.

Sergio Fernández

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Sergio,
yo creo que el error es no apegarse a las cosas, o más bien a ninguna cosa.
Creo que aunque es cierto que no hay nada duradero, si creo que hay que vivir algunos momentos con pasión y con entrega, porque si no... qué sentido tiene? lo que ocurre es que cuando nos entregamos y somos pasionales en lo que hacemos, se crea sin remedio, un apego...al fin y al cabo la felicidad consiste en eso, no? en momentos que nos llenan...