¡Charlando ayer por la noche me di cuenta de que me había sucedido un PENSAMIENTO POSITIVO y no era consciente del mismo!
El lunes, regresaba a casa después de un intenso día de reuniones y de sesiones de coaching a lomos de mi bicicleta. Moverme en bicicleta es mi particular manera de hacer política hoy por hoy [aunque esta idea la explicaré en otro post]. Bajaba por Príncipe de Vergara y por más que intensificaba el ritmo del pedaleo, las gotas aisladas empezaron a chispear, la llovizna devino en lluvia, la lluvia optó por reinventarse en tormeta y la tormenta tornó, sin consenso previo, en tromba de agua.
Cuando tras apenas unos minutos estaba completamente mojado [Y no es un decir], decidí convertir el problema del agua en una oportunidad
De modo que bajé Príncipe de Vergara hasta el final y me metí en pleno comienzo del diluvio universal en el Parque del Retiro. Lo bueno de estar tan mojado es que no me podía mojar más así que disfruté como un niño. Me mojé, pasé por la Rosaleda y por el Estanque del Retiro en plena soledad, ¿Te imaginas disfrutar del Retiro sólo en compañía de una intensa tromba de agua? Después me paré unos minutos, aunque pocos porque empezaba a tener frío, para respirar profundamente el olor a humedad. Y entonces, bajo la lluvia y completamente mojado, comprendí con nitidez que me haría falta mojarme más a menudo.
Sergio Fernández
El lunes, regresaba a casa después de un intenso día de reuniones y de sesiones de coaching a lomos de mi bicicleta. Moverme en bicicleta es mi particular manera de hacer política hoy por hoy [aunque esta idea la explicaré en otro post]. Bajaba por Príncipe de Vergara y por más que intensificaba el ritmo del pedaleo, las gotas aisladas empezaron a chispear, la llovizna devino en lluvia, la lluvia optó por reinventarse en tormeta y la tormenta tornó, sin consenso previo, en tromba de agua.
Cuando tras apenas unos minutos estaba completamente mojado [Y no es un decir], decidí convertir el problema del agua en una oportunidad
De modo que bajé Príncipe de Vergara hasta el final y me metí en pleno comienzo del diluvio universal en el Parque del Retiro. Lo bueno de estar tan mojado es que no me podía mojar más así que disfruté como un niño. Me mojé, pasé por la Rosaleda y por el Estanque del Retiro en plena soledad, ¿Te imaginas disfrutar del Retiro sólo en compañía de una intensa tromba de agua? Después me paré unos minutos, aunque pocos porque empezaba a tener frío, para respirar profundamente el olor a humedad. Y entonces, bajo la lluvia y completamente mojado, comprendí con nitidez que me haría falta mojarme más a menudo.
Sergio Fernández
1 comentarios:
Siempre te dije que era divertido mojarse! Me alegra que lo hayas aprendido a disfrutar. Tu entrada me alegró el día.
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