miércoles, 9 de diciembre de 2009

267 | ¿Te vienes a un hospital?

Con motivo de la operación de un familiar [nada grave finalmente], estos días he estado acudiendo al Hospital en el que se encontraba.

Sostengo que los hospitales, además de ser un excelente sumidero de energía para sus visitantes y moradores, pueden agudizar, y con frecuencia lo hacen, la lucidez de los que aparecen por allí.

En este caso, y en el transcurso de una de esas conversaciones que se producen en los pasillos, eso que los ingleses llaman "small talk", una persona me dijo "debería ser obligatorio para todo el mundo asistir a un hospital al menos una vez al año para no olvidar lo efímero de la vida".

Me encantó la idea y yo añadí además que esas visitas obligadas las deberían patrocinar las empresas, como manera de prevenir la desmesura, la competitividad desmedida o las rencillas entre sus miembros.

La verdad que no sé si soy capaz de visualizar al jefe de departamento de una empresa media explicando a sus trabajadores que hay un autobús en la puerta que los va a llevar a una bonita excursión de Navidad, primero al Doce de Octubre y después a la Clínica Ruber, pero lo que sí que sé es que en demasiadas ocasiones perdemos el norte al olvidarnos de lo efímero de todo esto.

Sergio Fernández

7 comentarios:

Juan Pedro Sánchez dijo...

Me parece muy acertado, Sergio. Yo añadiría una visita también, aunque suene un poco fuerte, a un cementerio. Yo lo he probado, y el impacto es espectacular. Te hace "ver" de inmediato el apego tonto que tenemos a lo material olvidando lo importante de la vida, que además, casi siempre es gratis.

Joaquín - María dijo...

Coincidiendo contigo, Sergio, también hemos vivido en la familia un episodio clínico, dentro del pasado puente.
Es verdad que se oyen frases similares en pasillos y salas de espera de los hospitales, como también sucede en los tanatorios con la muy repetida "¡No somos nadie!"
Pero independientemente del envoltorio de frase hecha que lleven todas esas afirmaciones, expresan el sentimiento sincero de las personas, y eso es lo verdaderamente importante.
Es bueno salir de vez en cuando de las burbujas de bienestar, insolidaridad, superficialidad...(¡existen tantas burbujas!) para enfrentarse con las duras facetas de la existencia.
Un baño de realidad siempre viene bien...

Unknown dijo...

En oriente se recomienda eso, al menos una vez al año vistar un hospital, un cementerio y la carcel... sólo así te das cuenta de lo efímera que es la vida y la valorás má

Pablo Pérez Ghersi dijo...

Sergio, creo que es muy buena la idea, justamente mañana iré a donar sangre a un sanatorio y aprovecharé para dar una vuelta por el mismo.
Me recuerda la frase de tu libro "Para tener lucidez de vida es preciso tener conciencia de muerte", el hospital sería un escalón anterior al cementerio, pero el impacto creo que es mucho mayor.
Aprovecho para comentar que me pareció muy bueno lo del Hub de Madrid, sería muy bueno contar con un espacio similar en Buenos Aires.
Saludos!!

Anónimo dijo...

Hola Sergio,

enhorabuena por la reflexión. En efecto, no somos nada y esto pasa muy rápido, como para perdernos lo verdaderamente importante

Anónimo dijo...

Hola Sergio!!
Muy acertada tu reflexión.Como personal Sanitario,te digo,que después de tantos años de trabajo,en diferentes servicios del hospital,diferentes patologías y de ver tantos tipos de enfermedades y sufrimientos,porqué el dolor y los procesos de curación o no,tiene que ver con los distintos tipos de enfermedades...te hacen ser diferente.Tengo la gran suerte de tener empatía con los enfermos y sus familiares,ellos también merecen especial atención,también hay que cuidar de quien cuida.Siempre supe,que yo podía estar algún día "del otro lado",o cualquiera de mis seres queridos....Ese día llegó hace un año,no voy a entrar en detalles,pero ni bien supe el diagnóstico,me tuve que sentar,porqué las piernas me flaquearon y ví en unos segundo,todo el proceso,por el que debíamos pasar....sólo duró eso,unos segundos...y enseguida tuve el coraje para asumir la enfermedad de mi padre y de luchar juntos.Se que tuve ventaja,por saber hacia dónde íbamos y lo superamos...esa experiencia,aparte de dura,fué especial y mágica,ojalá,el nunca hubiera tenido que pasar por esto,pero Dios me dió la oportunidad,de estar siempre con él y de hacerle la vida más fácil.

Un saludo

Silvia de bARCELONA

Anónimo dijo...

Hola Sergio!!
Muy acertada tu reflexión.Como personal Sanitario,te digo,que después de tantos años de trabajo,en diferentes servicios del hospital,diferentes patologías y de ver tantos tipos de enfermedades y sufrimientos,porqué el dolor y los procesos de curación o no,tiene que ver con los distintos tipos de enfermedades...te hacen ser diferente.Tengo la gran suerte de tener empatía con los enfermos y sus familiares,ellos también merecen especial atención,también hay que cuidar de quien cuida.Siempre supe,que yo podía estar algún día "del otro lado",o cualquiera de mis seres queridos....Ese día llegó hace un año,no voy a entrar en detalles,pero ni bien supe el diagnóstico,me tuve que sentar,porqué las piernas me flaquearon y ví en unos segundo,todo el proceso,por el que debíamos pasar....sólo duró eso,unos segundos...y enseguida tuve el coraje para asumir la enfermedad de mi padre y de luchar juntos.Se que tuve ventaja,por saber hacia dónde íbamos y lo superamos...esa experiencia,aparte de dura,fué especial y mágica,ojalá,el nunca hubiera tenido que pasar por esto,pero Dios me dió la oportunidad,de estar siempre con él y de hacerle la vida más fácil.

Un saludo

Silvia de bARCELONA